mujer a veces puede ser complicado porque uno tiene que estudiar arduo para mantenerse a la altura de la femineidad.
Cuando estamos niñas hacemos ese rito ancestral de practicar a ser madres y cómo, con las muñecas, pero a mí las muñecas no me sirvieron para eso si no para saber cuál era nuestra situación económica . Esa publicidad que decía: “Oye doctor bebé Sofi está enfermita”, y más atrás podría escuchar a mi mamá, “ningún enfermita nada , compremos una muñeca sana porque aquí nadie tiene seguro de vida”.
Supe que en casa estábamos surgiendo económicamente por mis muñecas, porque en tiempos de austeridad yo no tenía una Barbie, tenía una Betty, era como una Barbie genérica pero con el tiempo desarrolló una enfermedad terminal, o no sé, le dio alopecia. A la pobre Betty empezaba a caérsele el cabello, la tipa se puso más fea que un Orco.
Pero llegó el tiempo de bonanza y mi primera Barbie, pero ya va, todavía no es que estábamos tan bien, era la Barbie tercermundista, la tropical, a mi no me gustaba ir a jugar a casa de mis amiguitas porque siempre me la ponían de cachifa, estúpidas novelas que nos alienaron, no había necesidad. Pero yo era feliz cuando Mariana venía a jugar por ella siempre traía a la Barbie negra y me quitaba ese responsabilidad de encima.
Por fin las cosas en la casa comenzaban a mejorar económicamente y me regalaron una Barbie rubia, de esas que tenían los brazos plegables, o sea, costó dinero… aunque otra vez las estúpidas novelas, mi Barbie no podía ser independiente y disfrutar de su soltería, tenía que tener a su príncipe azul, pero mi padres tampoco estaban para complacer mi capricho romántico, no había dinero para un Ken (la historia de mi vida), nisiquiera podía empatarla con los G.I. Joe de mi hermano porque los tipos era burda de pequeños. Así que le hice una reasignación de sexo a la Barbie Tropical, es decir, le rompí el cuello y le corté el cabello, listo.
Maternidad
Pero hay que reconocer que nuestros padres se esmeraron en darnos educación, sobre todo mi mamá, con sus técnicas "pegagógicas" ninjas para aprendernos el Abecedario.
Por ejemplo, hay enseñanzas vitales para una madre, como aprender a separar las palabras por sílabas porque eso será útil para darnos lecciones importantes de vida: “Te di-je que no co-rri-e-ras en la ca-sa”
Hasta que por fin me quedó claro y le decía a mi mamá: “Ya va, yo te armo la frase y tu me pegas va, “no corras”, eso me restaba 6 golpes.
Porque es que antes de la Lopna los padres andaban sin ley por ahí, así que los golpes formaron parte importante de nuestra infancia, uno quedaba en la lona como Pakiao con un cholazo.
Yo lo entenderé cuando sea madre, a lo mejor, pero me cuesta comprender la lógica paternal, como la de pegarte cuando uno estaba llorando, ya va pana estoy llorando, respeta mi dolor, o es que acaso una ve a una amiga llorando porque la dejó el novio y piquín tomaaaa, no bueno para que dejes de llorar por ese hombre.
Ahora algunas órdenes de los padres son como ciertas leyes de la constitución venezolana, de libre interpretación, pero para ellos sino prueben preguntarle a un padre dónde están las llaves de la casa: “en la mesa” en mi casa hay 15 tipos de mesa, la mesa es un cosmos, algo omnipresente en toda la casa y todo es potencialmente una mesa.
Cuando estoy tardando mucho se escucha esta sentencia: “Qué quieres que deje de hacer lo que estoy haciendo y la vaya a buscar yo, más te vale que no vaya yo y encuentre esa llave?” cónchale no, pero si cuando me llames para preguntarme dónde estoy te voy a decir: pues en el planeta Tierra.
Pero las madres, sobre todo, son indispensables, sí, porque sólo ellas saben dónde están las velas y los fósforos cuando se va la luz. “Aló Mamá, se fue la luz en la casa, dónde están las velas y los fósforos” – Pues en la mesa.
Ya ven que dicen que la familia es un reflejo de la sociedad, la mía es un reflejo de una sociedad tribal politeísta, que rinde culto al piso pulido, es el más importante, porque también está el sartén de teflón, y si uno llegaba a corromper alguno se desataba la furia de los dioses. Mi mamá hubiese estado feliz con un hijo como Chris Angel levitando por la casa así no le ensuciaba el piso.
Yo siempre he pensado que los productos de limpieza tienen efectos místicos, propiedades esotéricas. Por ejemplo la cera, la cera lograba detener el tiempo en mi casa porque mi mamá nada más decía esto: “Estoy pasando cera”… y dónde nos agarraba la frase ahí nos teníamos que quedar.
Pero siempre estaba el que quería romper las reglas del destino, mi hermano Adrian que agarraba impulso antes de que el coleto le ganara la partida y saltaba… pero, uno no puede ir contra el destino, con lo que marcan los productos de limpieza, así que casi llegar a ese espacio libre de sustancia mágica, rodó y se raspó, más atrás mi mamá: te di-je que no corri…
El cabello
Para mi la vida es lo que pasa mientras se te secan las uñas, pero aún así me gusta ser un poco femenina, aunque a veces me cueste un poco porque no hay nada más abrumador para una mujer que salir a comprar productos para el cabello.
Yo pienso que no es cierto eso de que las mujeres somos indecisas es que tenemos muchas opciones para elegir… “para cabello seco, maltrado, teñido, liso, ondulado, para los que lo tienen ondulado pero lo quieren liso”, es un champú por favor, ni el juego Street Fihther vs Marvel tenía tantas opciones de luchadores. Pero uno realmente lo que compra es la felicidad en mililitros, porque en la publicidad uno ve a unas tipas con una sonrisa de oreja a oreja, como que el champú te psicoanalizó y te hizo terapia.
Ni la espinaca de Popeye te da tanta vitalidad como las propiedades afrodiciacas que según Herbal Essences.
Aunque, como he admitido, aún sigo en el aprendizaje de estos asuntos femeninos, así que quería lucir un cabello flamante que ni el burrito de Shrek cuando se convirtió en caballo.
Me fui para la sección de ampollas en Farmatodo y me sentía en el laboratorio de algún veterinario loco: placenta de oveja, leche de foca, cera de mamut…
Hasta que llegué al de esperma de ballena, ESPERMA DE BALLENA! un líquido blancusto y acuoso, yo lo agarro cual muestra de laboratorio y lo examino, y la vendedora tiene el tupé de decir: échatelo, eso funciona…y yo respondí: para qué? para no se extingan las ballenas? Imagino que sí debe funcionar.
Pero lo que me causa más curiosidad es cómo extrajeron la muestra: “Pase por aquí señor Willy, líberese, siéntase cómodo aquí están estas revistas de National Geographic, esta entrevista de Juan Barreto o si prefiere Animal Planet, es la Semana del Tiburón, no sé si está interesado en material interespecies.
Es que el asunto del cabello parece ser fundamental en una mujer, porque para pasar hasta 5 horas en una peluquería, 5 horas es un viaje de ida a Puerto La Cruz.
Para mi las peluquerías son lugares aterradores, el asunto parece una escena del Monstruo del Lago Ness con la neblina, pero hay tanto químico en el ambiente que te drogas y el asunto termina pareciéndote normal.
Luego ves a una tipa que tiene forrada la cabeza de aluminio, como para qie extraterrestres no le lean la mente. Y las del manicure, confiar en alguien que tiene una bandeja con una serie de objetos punzo penetrantes, no sé.
Uno pensaría que las que van allí saldrán estresada de ese sitio de torturas, pero no, salen genial, relajadas, hasta que llueve. Pareciera que le dijeron a la peluquera: - ah, está lloviendo, bueno séqueme el cabello y démelo para llevar- Porque salen con la cabeza envuelta en una bolsa.
Es que hay mujeres que lo dejan mal a una, sí, esas que están de punta en blanco, vistiendo a la moda, con cada detalle cuidado desde el pelo hasta la uña del pie, oliendo a Victoria Secret todo el día, montada en unas sandalias altas y caminando perfectamente.Yo, o me monto en las sandalias o camino perfectamente, pero las dos cosas al mismo tiempo no lo puedo hacer.